Carlitos era un niño que tenÃa todo lo que un niño de siete años quisiera tener. Él tenÃa muchos juguetes, los mejores del mundo. Se acercaba la navidad y como siempre, el niño empezó a escribir con mucha emoción, una carta a Papá Noel (que en realidad es una carta a sus papás) en la que pedÃa muchos juguetes más ya que habÃa visto en la televisión, cerca de 30 juguetes inéditos y que querÃa tener a como de lugar. Sus padres que hasta el momento le habÃan dado muchos juguetes, ahora se dieron cuenta que no estaban educando bien a su pequeño hijo. Le dijeron “Carlitos, ya tienes demasiados juguetes. Esta navidad ya no te compraremos los que estás pidiendo en tu carta. Es hora que aprendas a valorar otras cosas y dejar de tener todo lo que quieresâ€. Carlitos no hizo caso y empezó a exigir sus juguetes ya que no le gustó para nada lo que sus papás le habÃan dicho. Los padres sabÃan que ellos tenÃan la culpa.
Al dÃa siguiente, Carlitos fue al cuarto de sus papás y encontró que su papá estaba echado en la cama con paños en la frente. Su mamá le dijo que estaba muy enfermo y que era necesario que guardar reposo. Carlitos se asustó y se fue a su cuarto triste. Un rato después, volvió y se acercó a su padre, aprovechando que su mamá se habÃa ido a cocinar, y le dijo: “Papá, cúrate. Si te pones bien, prometo ser un hijo bueno y portarme mejor. Ya no quiero juguetes. Ahora quiero que te mejores papá. Que estés bien, ahora es lo más importante para mÃ.†El niño habÃa aprendido a su corta edad, que en la vida, hay muchas otras en qué pensar y qué valorar, aparte de sus preciados juguetes. Ahora el niño veÃa la vida de otra forma. Entre el llanto y la preocupación, se fue a su cuarto triste y sin almorzar pues no tenÃa ganas. Carlitos se durmió. En la tarde, cuando se despertó, le dio hambre y fue a la cocina. Grande fue su sorpresa cuando vio a su papá almorzando como si nunca se hubiese enfermado. Carlitos, mentalmente dijo: “Ahora sà voy a cambiar y no voy a poner a mis juguetes por sobre todo lo demás.†DeberÃamos enseñar a nuestros hijos que la navidad sin amor, no serÃa nada; pero la navidad sin juguetes, deberÃa seguir siendo navidad.,