Erase una
Gallina que ponÃa un huevo de oro al dueño cada dÃa. Aun con tanta ganancia,
malcontento quiso el rico avariento descubrir de una vez la mina de oro y
hallar en menos tiempo más tesoro.
Matóla;
abrióle el vientre de contado; pero después de haberla registrado, ¿qué
sucedió? Que. Muerta la Gallina, perdió su huevo de oro, y no halló mina.
¡Cuántos hay que, teniendo lo bastante,