HabÃa una vez, una muchacha cuya madre habÃa muerto y que tenÃa una madrastra que era muy cruel con ella. Un dÃa en que la muchacha estaba llorando junto a la tumba de su madre, vio que la tierra de la tumba salÃa un tallo que habÃa crecido hasta hacerse un arbolillo y pronto un gran árbol. El viento, que movÃa sus hojas, le susurró a la muchacha y le dijo que su madre estaba cerca y que ella debÃa comer las frutas del árbol. La muchacha asà lo hizo y comprobó que las frutas eran muy sabrosas y le hacÃan sentirse mucho mejor. A partir de entonces, todos los dÃas iba a la tumba de su madre y comÃa de los frutos del arbol que habÃa crecido sobre ella.
Pero un dÃa, su madrasta le vió y le pidió a su marido que talara el árbol. El marido lo taló y la muchacha lloró durante mucho tiempo junto a su tronco mutilado, hasta que un dÃa, oyó un cuchicheo y vió que algo crecÃa de la tumba. Creció y creció hasta convertirse en una hermosa calabaza. HabÃa un agujero en ella del de caÃan gotas de un jugo. La muchacha lamió unas gotas y las encontró muy ricas, pero de nuevo su madrastra se enteró pronto y, una noche oscura, cortó la calabaza y la arrojó lejos. Al dÃa siguiente, la muchacha vió que no estaba la calabaza y lloró y lloró hasta que de pronto, oyó el rumor de un riachuelo que le decÃa "Bébeme, bébeme". Ella bebió y comprobó que era muy refrescante. Pero un dÃa, la madrasta lo vió y pidió al marido que cubriera el arroyo con tierra. Cuando la muchacha regresó a la tumba, vió que ya no estaba el el riachuelo y ella lloró y lloró.
Llevaba mucho tiempo llorando, cuando un hombre joven salió del bosque. Él vio el árbol muerto y pensó que era justo lo que él necesitaba para fabricar un nuevo arco y flechas, ya que él era un cazador. Habló con la muchacha quien le dijo que el árbol habÃa crecido en la tumba de su madre. La muchacha le gustó mucho al cazador y tras hablar con ella fue donde su padre para pedirle permiso para casarse con ella.
El padre consintió a condición de que el cazador matara una docena de búfalos para la fiesta de la boda. El cazador nunca habÃa matado más de un búfalo de una sola vez. Pero esta vez, tomando su nuevo arco y flechas, se dirigió al bosque, y pronto vió una manada de búfalos que descansan en la sombra. Poniendo una de sus nuevas flechas en el arco, disparó y un búfalo cayó muerto. Y luego, un segundo, un tercero, y asà hasta doce. El cazador regresó a decirle al padre que mandara hombres para llevar la carne a la aldea. Se hizo una gran fiesta cuando el cazador se casó con la muchacha que habÃa perdido a su madre.