En las oscuras tierras de las brujas y los trolls, vivÃa hace mucho tiempo el dragón más terrible que nunca existió. Sus mágicos poderes le permitÃan ser como una nube, para moverse rápido como el viento, ser ligero como una pluma y tomar cualquier forma, desde una simple ovejita, a un feroz ogro. Y por ser un dragón nube, era el único capaz de lanzar por su boca no sólo llamaradas de fuego, sino brillantes rayos de tormenta.
El dragón nube atacaba aldeas y poblados sólo por placer, por el simple hecho de oÃr los gritos de la gente ante sus terribles apariciones. Pero únicamente encontraba verdadera diversión cada vez que los hombres enviaban a alguno de sus caballeros y héroes a tratar de acabar con él. Entonces se entretenÃa haciendo caer interminables lluvias sobre su armadura, o diminutos relámpagos que requemaban y ponÃan de punta todos los pelos del valiente caballero. Luego se transformaba en una densa niebla, y el caballero, sin poder ver nada a su alrededor, ni siquiera era consciente de que la nube en que estaba sumergido se elevaba y echaba a volar. Y tras jugar con él por los aires durante un buen rato, hasta que quedaba completamente mareado, el dragón volvÃa a su forma natural, dejando al pobre héroe flotando en el aire. Entonces no dejaba de reÃr y abrasarlo con sus llamaradas, mientras caÃa a gran velocidad hasta estamparse en la nieve de las frÃas montañas, donde dolorido, helado y chamuscado, el abandonado caballero debÃa buscar el largo camino de vuelta.