el cura me daba mala espina
Sucedió en una aldea pequeña y perdida, una iglesia románica desvencijada en su interior; se celebraba un funeral por un muerto que habÃa sido apuñalado cerca del cementerio, ironÃas de la vida.
El cura, somñoliento, con el misal aprendido, iba desgranando la letanÃa que acompañaba el funeral. Los feligreses le seguÃamos en una ceremonia cansina, repetitiva donde el que más y el que menos deseaba que acabara cuanto antes. A mi mismo me sucedÃa eso y el cura, que también me lo notaba me echaba miradas premonitorias de no se qué pero me daban mala espina.
Acabó la ceremonia y comenzamos a salir por la puerta principal, la gente se aglomeraba, hubo precipitación por coger buen sitio en el cementerio, ser testigos del entierro del muerto apuñalado cerca del cementerio y, en la precipitación, estando los portadores con la caja y el muerto bajo el altillo de madera desde donde suele actuar el coro, el entablado desvencijado y apolillado se derrumbó debido al peso de los que en el coro se encontraban.
Fue una espantada de gente, varios cayeron sobre la caja del muerto y la rompieron asomando el cadáver que se iba enterrar que todavÃa tenÃa el puñal clavado en la espalda pero con el peso del muerto sobresalÃa la punta afilada del mismo por el esternón, a la altura del corazón con una herida todavÃa sangrante.
Las escenas de terror y de miedo se siguieron y por escapar del tumulto el muerto fue pisoteado y su lengua asomó sobre el lado izquierdo y el muerto mordió por la presión de la gente su propia lengua y manó la sangre por la boca. Historia de terror, pánico y miedo que por mis 16 años de entonces no olvidaré y es que la mirada del cura me daba mala espina. ¿Realmente serÃa cura o era Satanás