Un estanque. En él, un sapo. Tiene hambre. No obstante, desenrolla su
lengua y empuja hacia la orilla a la mariposa, que estaba a punto de
ahogarse.
Conversan.
Ella le cuenta las maravillas del inmenso mundo que se extiende más allá del estanque.
Él quiere volar y no se eleva.
Siguen conversando.
Él le cuenta las maravillas del inmenso mundo que se extiende más allá de la superficie.
Ella quiere bucear y, nuevamente, lo intenta. Esta vez, la certeza la empuja con mayor vehemencia.
Con la ayuda del sapo, desciende hacia las profundidades en el
interior de una burbuja, que se hace cada vez más pequeña. Ilusionada,
le implora al sapo continuar.
Apenas muere, la engulle. Mientras la digiere, recuerda la
angustia de la mariposa cuando estuvo a punto de ahogarse en la
superficie. El sapo hace el amago de volar.