La ostra pierde por cansancio, y abre lentamente su negra concha, ahora la caracola puede ver la preciosa perla en toda su plenitud y el brillo le refleja en sus ojos. Una gran sonrisa alegra la cara de la curiosa y grandota bebé. De la misma forma que querÃa ver, con tantas ganas, dentro de la ostra, ahora quiere poderla sujetar, mirar de cerca, y hasta jugar con ella. Aunque sabe que será bastante dificil que se la preste, intenta pedÃrsela prometiéndole que la cuidará como si fuera su hija. La ostra se la presta con la condición que al dÃa siguiente, a la misma hora tiene que devolvérsela. La muy traviesa no cumple con lo acordado, y a partir de la hora exacta en que tenÃa que entregarle la perla, le da un ataque de hipo. Aunque ella no lo sabe, no se le irá hasta que cumpla con su promesa. Sin importarle demasiado los saltitos que el hipo le ocasiona, sujetando bien la perla, va en busca del pulpo, porque ahora se le ha antojado aprender a bailar el rock’n roll. Al llegar al barrio de los pulpos, se encuentra a una señora pulpo que se está pintando las uñas de sus ocho tentáculos. AguaSuave le ofrece ayudarla para asà poder empezar antes la lección de baile. No se sabe muy bien cómo, pero el hipo hizo que el esmalte de uñas se derramara en el agua y se queda flotando alrededor de la señora pulpo ¡Qué mala suerte! El olor del esmalte la hace estornudar a AguaSuave, embadurnándole la cara con todos los colores a la señora pulpo. La caracola intenta soplarle los ojos para ver si de esta manera se puede limpiar, pero lo único que logra es llenarle la cara de arena... AguaSuave está que se muere de vergüenza, debido a todos los desastres que hace. |
La señora pulpo está terriblemente enfadada y hace gestos con todos sus
tentáculos intentando sacudirse, aunque sin lograrlo, la pintura de
encima... Cuando no muy lejos de ahÃ, pasa una ballena que también tiene un ataque de hipo (de esos que ocurren porque sÃ), y las olas que se forman son tan fuertes, que le limpian la cara a la pintarrajeada. La caracola le dice que mejor dejan su clase de Rock para otro dÃa, y se va con su hipo a otro lado. Dejando una estela de disculpas atrás suyo. Como ya se sentÃa algo cansada de tener que estar todo el rato con la perla a cuestas, y además ese hipo tan molestón, decidió ir a devolvérsela a la ostra. Al golpear suavemente y decirle que le traÃa su perla, la ostra abrió rápido. La tristeza que tenÃa, porque creÃa que nunca más verÃa su bella perla, de un golpe se fue. No podÃa dejar de decirle a AguaSuave que no habÃa cumplido con su promesa, y por eso tuvo hipo, que la próxima vez no le prestarÃa la perla, ni aunque fuera por un minuto. Sin querer escuchar nada más empezó a cerrarse. La caracola le pedÃa perdón mientras la ostra se cerraba. Más cansada y abrumada por todas las cosas que habÃan pasado fue en busca de su mamá, se acurrucó cerca de ella, y le dijo que iba a procurar ser mas buena. AguaSuave dormÃa soñando con nuevas travesuras marinas. AUTOR: CARLOS REYES |