La zorra y la leona
Reprochaba una zorra a una leona el hecho de que siempre sólo pariese a un pequeñuelo. Y le contestó la leona:
--SÃ, uno solo, tienes razón, ¡pero un señor león !
No midas el valor de las cosas por su cantidad, sino por su virtud.
Dijo un dÃa una liebre a una zorra:
-- ¿PodrÃas decirme si realmente es cierto que tienes muchas ganancias, y por qué te llaman la "ganadora" ?
-- Si quieres saberlo -- contestó la zorra --, te invito a cenar conmigo.
Aceptó la liebre y la siguió; pero al llegar a casa de doña zorra vio que no habÃa más cena que la misma liebre. Entonces dijo la liebre:
-- ¡ Al fin comprendo para mi desgracia de donde viene tu nombre: no es de tus trabajos, sino de tus engaños !
Las zorras a orillas del rÃo Meandro
Se reunieron un dÃa las zorras a orillas del rÃo Meandro con el fin de calmar su sed; pero el rÃo estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atrevÃa a ingresar al rÃo de primera.
Al fin una de ellas habló, y queriendo humillar a las demás, burlábase de su cobardÃa presumiendo ser ella la más valiente. AsÃ, saltó al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastró al centro del rÃo, y las compañeras, siguiéndola desde la orilla le gritaban:
-- ¡ No nos dejes hermana, vuelve y dinos cómo podremos beber agua sin peligro !
Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contestó:
-- Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les enseñaré cómo.
Las zorras a orillas del rÃo Meandro
Se reunieron un dÃa las zorras a orillas del rÃo Meandro con el fin de calmar su sed; pero el rÃo estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atrevÃa a ingresar al rÃo de primera.
Al fin una de ellas habló, y queriendo humillar a las demás, burlábase de su cobardÃa presumiendo ser ella la más valiente. AsÃ, saltó al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastró al centro del rÃo, y las compañeras, siguiéndola desde la orilla le gritaban:
-- ¡ No nos dejes hermana, vuelve y dinos cómo podremos beber agua sin peligro !
Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contestó:
-- Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les enseñaré cómo.
Las zorras a orillas del rÃo Meandro
Se reunieron un dÃa las zorras a orillas del rÃo Meandro con el fin de calmar su sed; pero el rÃo estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atrevÃa a ingresar al rÃo de primera.
Al fin una de ellas habló, y queriendo humillar a las demás, burlábase de su cobardÃa presumiendo ser ella la más valiente. AsÃ, saltó al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastró al centro del rÃo, y las compañeras, siguiéndola desde la orilla le gritaban:
-- ¡ No nos dejes hermana, vuelve y dinos cómo podremos beber agua sin peligro !
Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contestó:
-- Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les enseñaré cómo.
Al fin una de ellas habló, y queriendo humillar a las demás, burlábase de su cobardÃa presumiendo ser ella la más valiente. AsÃ, saltó al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastró al centro del rÃo, y las compañeras, siguiéndola desde la orilla le gritaban:
-- ¡ No nos dejes hermana, vuelve y dinos cómo podremos beber agua sin peligro !
Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contestó:
-- Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les enseñaré cómo.