Hace algunas semanas, algunos
amigos y yo decidimos visitar el rancho de una tÃa mÃa que actualmente no vivÃa
allà y asà pasar el fin de semana en el campo.
Decidimos ir allà precisamente
porque nos hablaron mucho del pequeño lago y las montañas que rodean el rancho,
pero curiosamente lo que más nos entusiasmaba eran los cuentos de terror sobre espÃritus oscuros que rodeaban
al pueblo y la pequeña casa encantada que habÃa a las orillas del bosque.
El sábado conocimos a Mario, que
nos estuvo contando sobre las leyendas y cuentos de terror que sucedÃan en el pueblo
desde hace más de trescientos años. Nos comento que los famosos “espÃritus
nocturnos†aparecÃan solo una vez. Si alguien los veÃa, debÃa abandonar el
pueblo, sino morirÃa al siguiente dÃa.
El domingo, nuestro ultimo dÃa en
el rancho, decidimos hacer una visita nocturna a la casa encantada que habÃa en
las orillas del bosque. Las chicas iban muy asustadas y yo, aunque no lo
mostraba por fuera, también.
Al mismo llegar nos surgió el primer problema: la puerta estaba cerrada. Intentamos forzar la puerta y mientras lo hacÃamos, desde dentro se oÃa algo parecido a gemidos.
Se nos quedo mirando fijamente,
sin pronunciar palabra. No dejaba de gemir y en su rostro se apreciaba el
sufrimiento.
Todos decidimos irnos
directamente a nuestras casas al instante. Ni volvimos al rancho a por nuestras
cosas.
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