Erase una vez un cedro satisfecho de su hermosura. |
Plantado en mitad del jardÃn, superaba en altura a todos los demás árboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que parecÃa un gigantesco candelabro. |
Plantado en mitad del jardÃn, superaba en altura a todos los demás árboles. Tan bellamente dispuestas estaban sus ramas, que parecÃa un gigantesco candelabro. |
Si con lo hermoso que soy diera además fruto, se dijo, ningún árbol del mundo podrÃa compararse conmigo. |
Y decidió observar a los otros árboles y hacer lo mismo con ellos. Por fin, en lo alto de su erguida copa, apunto un bellÃsimo fruto. |
Tendré que alimentarlo bien para que crezca mucho, se dijo. |
Tanto y tanto creció aquel fruto, que se hizo demasiado grande. La copa del cedro, no pudiendo sostenerlo, se fue doblando; y cuando el fruto maduro, la copa, que era el orgullo y la gloria del árbol, empezó a tambalearse hasta que se troncho pesadamente. |
¡A cuantos hombres, como el cedro, su demasiada ambición les arruina! AUTOR: |