Habiéndose limado asperezas del pasado a mis quince años por fin tendrÃa oportunidad de conocer a mis abuelos. Ellos vivÃan en Rusia y mi familia en otro paÃs, pero eso no me restaba emoción de verlos. Cuando llegamos ahà no sabÃa por dónde comenzar, si abrazarlos o saludarlos, mientras mi hermana estaba antipática portándose como cualquier dÃa normal. En el momento de verlos no pude resistir, simplemente salté sobre ellos para abrazarlos y me correspondieron apretándome fuerte. El hecho suavizaba un poco la tensión que habÃa entre todos y la tarde se hizo más ligera.
Me acomodaron en el mismo cuarto que mi hermana quien en un instante convirtió toda la habitación en un chiquero, asà que para evitar peleas solo salà de la habitación, vi a mi abuela dejar un plato de galletas junto con un vaso de leche bajo la escalera. No quise espiar asà que regresé en silencio a recostarme, el cuarto entonces estaba impecable, mejor que cuando llegamos, la ropa que mi hermana habÃa regado estaba perfectamente doblada en su maleta. Ella estaba en el baño, pero cuando salió se fue en mi contra pensando que yo lo habÃa ordenado todo. Fui a dormir a la sala para evitar sus reclamos, concilie en sueño en un instante, por lo regular en mi casa horrendas pesadillas no me dejaban pegar los ojos, pero esa noche, dormÃa como un bebé.
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