EL LEVANTAMIENTO
Dirigimos hacia los cielos una mirada de gran poder. Objetivizamos el paisaje y lo enfocamos. Porque es preciso hacer algo. Aunque sea literatura vanguardista. La pampa es amplia, amplia como la amplitud mayor del cielo en los amaneceres.

Corramos a darles la noticia.

- Matewa, Matewa.

- Tata, tata, aquí estoy ¿Qué quieres?

- Salimos del mal paso tata. Debemos ir a Choruma, a darles la noticia... se ha hecho la revolución, y esta vez en beneficio de todos. ¿Me entiendes? De todos, de todos...

- Guay, no creendo, tatay.

- Es la verdad, Matewa, hombre.

- ¿Cierto tata? No lo crearán los chorumas. Tantas veces veniendo estas noticias. Y se llevaron los wanakus, los wawas o las mujieres. No lo creerán los chorumas, tatay... Pero, a ver, contalo, tatay... ¿Cómo ha sido?

- Ha sido fácil, Matewa... Se alzaron los pueblos y gritaron hasta pelear con fusiles. Cuántos muertos. No sé cómo estoy vivo. Sería cosa de haber estado pensando... Pero ya está todo, todo. Los pueblos alzados invadieron las casas de los prisidentes... hasta no dejar uno de la familia. Ahora todos somos pueblo. Ahora nosotros ordenamos el reparto de las tierras. Cada ayllu tendrá su escuela, su hospital, su cuartel, su teatro... Pero este cuartel no será para matar, sino para vivir contra los que nos matan. ¿Estás pobre hasta ahora Matewa? Pues bien, ya sabes: esta tierra es tuya. Y todos los terrenos que necesitan para vivir, tú, tu mujer y tus hijos, todos esos terrenos son tuyos. Estén donde estén. Aunque sea en el cielo. Te lo digo con autoridad: me han mandado.

- Mojjsa jama, tatay. Vamos a avisarlo... ahora si hay buena noticia.

Partimos corriendo en dirección de Choruma. Se alborotan los chainas al vernos pasar como vientecillo de cosecha.

Choruma está recostado en una hondonada de la cordillera. Se le advierte a la legua por su manada de alpakas y el ladrido interminable y lejano de sus perros. Acercándose, el montoncito de chujllas se asemeja a una bandada de allkamaris, y eso que los allkamaris nunca andan juntos... Pero tampoco andan muy juntas las utas del ayllu sunka.

- Chorumas Chorumas.

- Waj waj, ¿Qué hay? Tú, Chipana?

- Sí, yo: Toca el puttuto Choruma Choruma.

- Phúuu Phuuuu Phuuuu.

Saltan los chorumas de sus utas ¿Qué hay? ¿Qué hay?

- Tierras, sunka. Tierras.

Se juntaron los chorumas en la explanada del ayllu. Media pampa hormigueaba de hombres, mujeres y niños. Todos sentían la alegría bélica que da el gemido del cuerno...

- Ha sido que los pueblos se resolvieron a conquistar su justicia, y han hecho tabla rasa de todos los doctores que estudian la ciencia, y peormente la practican, de matar a unos en provecho de otros, de dar pan blanco a los blancos y mollete de afrecho a los indios... Ya no hay esos doctores. Ya no hay esos presidentes. Ahora somos nosotros, sunkas, dueños de nuestro pedazo de kispiño. ¿Entendido? A ver... a las tierras. Tierra para todos. Pastos, agua...

- No tenemos agua, tatay.

- A la obra chorumas: una canal de cien leguas. No importa. Y para transportarnos, pondremos automóviles. Para la escuela el mejor sitio... Allí, al pie del cerro. Una gran casa, como en Tiawanaku. ¿Teatro? También. Hemos vencido desde que no hay prisidentes Limas. Ahora tendremos presidente sunka, chorumas...

Bueno, pero falta una cosa: trabajar. Lo más grave: el principio. La multitud se replegó a sus utas, para vivir. Ya llegará la hora de probar si vive.
autor: GAMALIEL CHURATA

Conteste todas las Preguntas Correctamente y dé un click en Enviar y Grabar