El granizo, la helada y el viento
El
granizo, el viento y la helada andan juntos, porque son tres hermanos.
El granizo Cchijchi) es Dionisio Chicotillo; el viento (thaya) es
Miguel Chicotillo y la helada (juiphi) es Manuel Chicotillo. Estos tres
hermanos a muy temprana edad quedaron huérfanos (wajcha), sin padre ni
madre por eso crecieron sin ninguna educación, les faltaba el padre que
les guiara por un buen camino. La abuela ya anciana, nada podÃa hacer
para que fueran hombres útiles a la comunidad.
Un
dÃa la abuela les envió para sembrar papas. Y de muy temprano se fueron
llevando un costal de semilla de papas para sembrar. Sin embargo ellos
desobedecieron a la abuela y prepararon “huatia†y se comieron la
semilla de papas. Por la noche regresaron a la casa y le dijeron a la
abuela que habÃan sembrado.
Pasa el tiempo, y en los carnavales la abuela va a sacar los primeros
frutos de la chacra (achuchuqi). El dueño de la chacra vio que alguien
arrancaba los frutos y corrió hacia la abuela y enfurecido la azotó con
su chicotillo, advirtiéndole a cada golpe, que sus nietos no han
sembrado las papas, que la semilla se lo han comido en huatia y que
todo ese dÃa de la siembra han estado vagando por los cerros.
Por la noche, cuando habÃan terminado de comer, la abuela les contó lo
ocurrido y se puso a llorar con prolongados hipos recriminándolos como
la habÃan engañado y por eso habÃa recibido furibundos azotes,
mostrándoles las heridas del cuerpo.
Los tres hermanos se encolerizaron. El mayor Dionisio se designó
granizo, el segundo, Miguel se designó viento y el tercero Manuel se
designó helada y cada uno sus puestos ubicándose en lugares
estratégicos. Asà el granizo se fue a la cumbre del cerro, desde donde
se precipitó destrozando no solo la chacra del hombre malvado que
castigó a la abuela, sino toda la “aynuqaâ€. Al amanecer, Manuel en
forma de helada, remató contados los cultivos, y Miguel en forma de
viento, al dÃa siguiente trajo pestes a la comunidad ocasionando la
muerte de aquel hombre perverso que maltrató a la abuela (awicha).
Cuando habÃa pasado las calamidades, otro dÃa la abuela abrió su
despensa, con gran sorpresa, encontró, lleno de vÃveres, porque los
nietos ociosos (jairas), se dedicaban a robar las chacras, en forma de
granizo, helada y viento.
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