Estaba yo en la Laboral y corrÃa el año 1996 cuando cuatro
chavales y yo decidimos pasar de Lengua y dar una vuelta por los sótanos de la
Laboral. Entramos por los gimnasios que estaban destrozados que pegaban ya a la
Facultad de Veterinaria y empezamos a ver que habÃa una gran oscuridad y que
era como un laberinto, al menos sin luz; decidimos que como Enrique era el
mayor y el que mejor orientación tenÃa fuera el primero en ir. Yo iba el
segundo porque no me fiaba ya que Enrique era un cabrón y podÃa hacer la gracia
de salir corriendo y dejarnos solos.
Bueno, vamos ya a la historia...
en fin, empezamos a andar despacio donde no habÃa luz y mas rápido donde la
habÃa ya que sabÃamos que habÃa obreros pues conocÃamos a algunos y además se
oÃan golpes de martillos o palas. La verdad es que ahora que recuerdo que no
habÃamos visto a nadie. Bueno, llegamos a las rejas que se veÃan por el pasaje
al alaken II y asustamos a unos que pasaban por ahÃ. Seguimos hacia delante y
nos encontramos las antiguas lavanderÃas donde encontré las pesas oxidadas;
antes habÃamos visto la sala de los cables donde habÃamos bromeado con que
habÃa un ahorcado.
Al volver por ese cuarto Enrique
echó a correr, yo lo estaba alcanzando y un brazo me agarró. Todos los de atrás
y yo gritamos y Enrique se volvió... vimos a un pavo con un mono naranja que
nos paró y dijo que nos esperáramos ahÃ, que querÃa contarnos algo. Nos dijo
que cuando la Laboral se inauguró por los años sesenta él y unos amigos se
fueron por los sótanos y un amigo suyo se cayó por un agujero y nunca lo
encontraron y él estaba allà porque decÃa que se le oÃa y que lo estaba
buscando.
Nos fuimos echando leches de
allÃ, preguntamos por el hombre y nadie lo conocÃa y no habÃa nadie trabajando
allà que tuviera un traje naranja ni con esa descripción. Entramos otras veces
pero no lo vimos más.