La mañana estaba espléndida, asà que la joven decidió sentarse en uno de los bancos del parque a leer y descansar, el joven por su parte venÃa corriendo haciendo su rutina diaria de ejercicios y al verla, le llamó la atención su mirada triste, y no pudo evitar la tentación de dirigirle la palabra. Le preguntó sà podÃa sentarse a su lado y asÃ, de forma tan sencilla, surgió esta historia de amor y devoción.El muy dispuesto comenzó a hablarle, ella al principio se mantenÃa callada y con recelos, pero a medida que le oÃa, este iba desapareciendo. Hablaron de muchas cosas, he increiblemente siempre estaban de acuerdo.Varios dÃas estuvieron encontrandose en aquel banco del parque y siempre se les iban las horas volando, siempre habÃa un nuevo tema para hablar a la mañana siguiente, un buen pretecto para volverse a ver. Sin embargo esta vez, él le habló de la atracción que sentÃa por ella y de sus intenciones. En los ojos de la joven volvio a aparecer la tristeza. Se despidieron como siempre.Al dÃa siguiente, el joven llegó al parque pero ella no estaba, esperó largo rato y al final se marchó, la joven no habÃa ido. Al dÃa siguiente fué igual. Pero esta vez ya él tenÃa tomada su decisión, la encontrarÃa donde estuviera, porque esa era la mujer de su vida. Pensando de esta forma, preguntó en el vecindario donde vivÃa la joven. Al darle las señas de la muchacha a una señora mayor, ésta le respondió: -Se trata de la muchacha de los ojos tristes, ella vive en la casa de la esquina. Sin pensarlo dos veces, se fué hasta allá.Ella al verlo, rompió a llorar y le dijo, sin apenas dejarle hablar: -Para mi el amor esta negado, voy a morir y no quiero hacer sufrir a nadie. El quedó estupefacto. Entonces ella le explicó que accidentalmente habia sido contagiada con una enfermedad mortal y muy contagiosa, en una ocasión en que habÃa ido de donante voluntaria. El joven no la dejó terminar, le tomó las manos y le dijó:-Sólo dime si me quieres. La joven entre sollozos movió afirmativamente la cabeza.El joven la tomó entre sus brazos y le explicó: Eres la mujer que quiero, y nada me podrá separar de ti , sà tú estas de acuerdo. Sé a que te refieres; iremos a cuantos médicos tengamos que ir, ahora menos que nunca te dejarÃa sola. Quiero pasar el resto de mis dÃas contigo y si no puede ser asà pue entonces el tiempo que sea, pero vamos a luchar para que sean muchos.No le fué fácil al joven convencer a su amada, pero al fÃn lo logró. Asà emprendieron una vida juntos, en la que siempre han estado presente los cuidados y mimos del amante joven para su amada, que ya jamás volvió a tener los ojos tristes.