HabÃa una vez un elefante que querÃa ser fotógrafo. Sus amigos se reÃan cada vez que le oÃan decir aquello:
- Qué tonterÃa - decÃan unos- ¡no hay cámaras de fotos para elefantes!
- Qué pérdida de tiempo -decÃan los otros- si aquà no hay nada que fotografÃar...
Pero el elefante seguÃa con su ilusión, y poco a poco fue reuniendo trastos y aparatos con los que fabricar una gran cámara de fotos. Tuvo que hacerlo prácticamente todo: desde un botón que se pulsara con la trompa, hasta un objetivo del tamaño del ojo de un elefante, y finalmente un montón de hierros para poder colgarse la cámara sobre la cabeza.
Asà que una vez acabada, pudo hacer sus primeras fotos, pero su cámara para elefantes era tan grandota y extraña que paracecÃa una gran y ridÃcula máscara, y muchos se reÃan tanto al verle aparecer, que el elefante comenzó a pensar en abandonar su sueño.. Para más desgracia, parecÃan tener razón los que decÃan que no habÃa nada que fotografiar en aquel lugar...
Pero no fue asÃ. Resultó que la pinta del elefante con su cámara era tan divertida, que nadie podÃa dejar de reir al verle, y usando un montón de buen humor, el elefante consiguió divertidÃsimas e increÃbles fotos de todos los animales, siempre alegres y contentos, ¡incluso del malhumorado rino!; de esta forma se convirtió en el fotógrafo oficial de la sabana, y de todas partes acudÃan los animales para sacarse una sonriente foto para el pasaporte al zoo.
AUTOR: PEDRO PABLO SACRISTAN