Hay momentos en los que necesitamos de los demás, pero no sabemos como pedir ayuda, eso es lo que le paso al pequeño Alex…
En una pequeña ciudad donde todos se conocÃan y saludaban por las calles, el pequeño Alex vivÃa con su madre, no tenÃan mucho dinero y ella estaba enferma. Alex sabÃa que tenÃa que hacer algo, pero le daba pena pedir ayuda…
—¿A quién podrÃa yo pedirle ayuda si mamá y yo estamos solos aquÃ?— se preguntaba el pequeño.
Salió al jardÃn por un poco de hojas del árbol de limón para hacerle un té a su madre y vio a la señora Susi, la mujer que vivÃa junto a su casa…
—Hola Alex, ¿como está tu mama? No la he visto desde ayer.
—Muy bien señora, gracias. — dijo Alex con voz titubeante.
Alex entró a su casa a hacer el té. En ese momento tocaron a la puerta, al abrir vio que era don Toño, el panadero.
—Hola Alex, desde ayer tu madre no va por el pan, ten, se los traje, ¿ella está bien?
—Sà gracias– dijo Alex y entro de nuevo.
Alex no entendÃa por qué esas personas preguntaban por su mamá. Al anochecer, su mamá empeoró, pero….. ¿Qué podÃa hacer?
Entonces Alex recordó a las personas que fueron a preguntar por su madre y pensó que si se habÃan tomado la molestia de ir, era porque se interesaban por su mama. Salió y tocó en casa de la vecina Susi, le explicó lo que tenÃa su mamá…
—¡Qué mal que no me hayas avisado antes! Solucionemos esto de una vez…
La señora le habló al panadero, le explicó la situación y le pidió que trajera al doctor, mientras ella fue a casa de Alex, vio que su mamá tenÃa fiebre y enseguida la metió a la bañera para quitársela. En cuanto llego el doctor entró a revisarla, mientras doña Susi y el panadero le hicieron de cenar a Alex y a su mamá, cuando salió el doctor les explicó que tenÃa una infección, pero que ya la habÃa inyectado y estaba mucho mejor…
Autor: Marta Prieto