Después que mamá Tinglar enterró
los huevos en la playa y regresó al mar Caribe, no supo más de las pequeñas
criaturas que meses después nacieron emergiendo desde la arena.
Las tortugas marinas al nacer y
están en la superficie inmediatamente buscan el mar, y se orientan por la luz
que se refleja en el espejo de agua.
En esta ocasión estaba totalmente
nublado, y las tortuguitas estaban desorientadas y muy preocupadas porque el instinto
le indicaba que no debÃan estar mucho tiempo en la playa, por los múltiples
depredadores que están a su asecho, en especial el hombre y la mujer también.
Muchas veces cuando ellas emergen
de noche y está nublado como en esta ocasión, las tortuguitas marina se
confunden con las construcciones hoteleras y sus luces, y van en dirección a
los hoteles creyendo que es el mar, en su trayecto son atrapadas fácilmente.
Esta vez no sucedió, porque los
hoteles estaban apagados por falta de energÃa eléctrica, en República
Dominicana es el cuento de nunca acabar.
Algunas tortuguitas sobrevivieron
de los muchos depredadores, y se vieron obligadas a permanecer en la arena de
la playa por varios dÃas por el mal tiempo que se presentó.
Juana una especie de Tinglar, era
muy hermosa, tierna y juguetona, jugaba con todo lo que encontraba en la playa,
en una encontró un aro de plástico de esos que sujetan la tapas de las botellas
de algunas bebidas para asegurar que no están usadas.
Juana encontró el aro de plástico
hermoso, se enamoró de el y se apoderó e introdujo sus dos patas superiores por
el aro, hasta que se la colocó en la cintura (aunque las tortugas no tienen
cintura).
El aro le quedaba hermosÃsimo, el
color del aro la hacia verse más hermosas, parecÃa una chica plástica, aunque
no por completo, solo la cintura, a partir de ese momento fue la envidia de
todas las tortuguitas en la playa de BahÃa de las Ãguilas sin importar la
especie.
Se paseaba orgullosa de su cintura,
hasta que llegó el momento de partir y se fue al agua con su aro por supuesto.
En el agua lucia mucho más hermosa
con su aro de plástico casi irrompible que resplandecÃa con los efectos de
luz-agua.
Ella fue creciendo y el aro
ajustándose a su cuerpo, hasta que un dÃa ella dijo:
-Ay, ese aro ya no es tan bonito,
me causa dolor.
Pero continuó con el mientras
seguÃa creciendo. La tortuga Tinglar es la especie más grande de tortuga marina
conocida, cuando nacen son muy pequeñas, pero van creciendo y pueden alcanzar
un tamaño gigantesco.
Llegó el tiempo que Juana no
aguantaba el aro y le comentó a su mejor amiga:
-Este aro es muy malito, me está
apretando el cuerpecito y me molesta todo el dÃa, me lo voy a quitar ahora
mismo.
Hizo mucho esfuerzo para quitarse
el aro de plástico, su amiga trató de ayudarla pero fue en vano, no lograron
nada, el aro ya estaba incrustado en su cuerpo, pero ella continúo creciendo.
Las tortugas marinas duran muchos
años de vida si no son capturadas o cazadas (aunque esta actividad es ilegal
para algunas especies que están en peligro de extinción, como el Tinglar), y
Juana estaba condenada a vivir con ese aro en su cuerpo por muchos años, por la
irresponsabilidad de los seres humanos que manejamos inadecuadamente los
desechos, sobre todo los plásticos que están afectando a más de 250 especie
marina.
Para no aburrirle la historia le
informo, que Juana es una tortuga adulta a la cual le faltan muchos años por
vivir, pero también le informo, que esa tortuga a vivido una horrenda vida por
culpa de la humanidad que permite que vayan millones de toneladas de desechos
de plásticos a los océanos. Ella ha vivido totalmente deformada con su cuerpo
en forma de ocho, con dificultades para realizar sus actividades normales,
gracias al avance del hombre, gracias
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