Era invierno, hacÃa mucho frÃo y todos los caminos se hallaban helados. El asnito, que estaba cansado, no se encontraba con ánimos para caminar hasta el establo. |
-¡Ea, aquà me quedo! -se dijo, dejándose caer al suelo. Un aterido y hambriento gorrioncillo fue a posarse cerca de su oreja y le dijo: |
-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no estás en el camino, sino en un lago helado. |
-Déjame, tengo sueño ! Y, con un largo bostezo, se quedó dormido. |
Poco a poco, el calor de su cuerpo comenzó a fundir el hielo hasta que, de pronto, se rompió con un gran chasquido. El asno despertó al caer al agua y empezó a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle, aunque el gorrión bien lo hubiera querido. |
La historia del asnito ahogado deberÃa hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la pereza suele traer estas consecuencias. |