Los
dos cerditos salieron pitando de allÃ. Casi sin aliento, con
el lobo
pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor.
Los tres
se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y
ventanas. El
lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algún sitio
por el
que entrar. Con una escalera larguÃsima trepó hasta el
tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al
fuego una olla con agua. El lobo
comilón descendió por el interior de la chimenea, pero cayó sobre el agua hirviendo y se escaldó.
Escapó de allà dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jamás quiso comer cerdito.