Melchor era un niño de pelo rubio, tan rubio que parecÃa de ORO. Le gustaba jugar con los niños pobres de su pueblo. Melchor convencÃa a sus padres para que le dieran dinero o algo de comer para ayudar a los demás. Su padre no querÃa y Melchor lo intentaba convencer todos los dÃas y a todas horas.
Uno de los dÃas en los que hablaba con su padre mientras paseaban, se cruzaron con un mendigo que les pidió algo para comer. Melchor llevaba algunas frutas para comérselas en el jardÃn y se las dio al mendigo. El mendigo agradecido le dijo:â€algún dÃa del cielo vendrá una señal que al Rey de Corazones te llevaráâ€. Desde aquel dÃa, Melchor todas las noches miraba al cielo esperado ver esa señal.
Al mismo tiempo, en otro lugar vivÃa un niño llamado Gaspar, era moreno y le gustaban los olores exóticos. Su olor preferido era el INCIENSO y nunca dudaba en ayudar a los demás. Su madre siempre estaba preocupada por él, porque algunas veces venÃa herido por proteger a los demás.
Un dÃa ayudó a un pato a salir de una trampa, otro ayudó a un zorro a escapar de unos cazadores, otro escuchó pedir ayuda a una campesina, la pobre estaba atrapada por un león, Gaspar pegó tantas voces que el león se asustó y se fue. La campesina le dijo:“algún dÃa del cielo vendrá una señal que al Rey de Corazones te llevaráâ€. Desde aquel dÃa, Gaspar todas las noches miraba al cielo esperando ver esa señal.
Al mismo tiempo, en otro lugar vivÃa un niño llamado Baltasar, era muy moreno de piel, era huérfano desde muy pequeño. Fue criado por sus tÃos y resultó ser el mejor de sus hijos. Le gustaban muchos los experimentos, lo que mas le gustaba era hacer perfumes y lo que mas utilizaba era la MIRRA.
Un dÃa sus tÃos enfermaron y el médico de la corte le dijo que tenÃa que buscar tres ingredientes para fabricar la medicina, los dos primeros los consiguió fácilmente pidiéndoselo a los vecinos, pero el último ingrediente suponÃa el mayor de los sacrificios, tenÃa que obedecer los deseos de un brujo muy malo. Al pedirle el ingrediente el brujo le dijo que a cambio tenÃa que abandonar a sus tÃos. Aquello puso muy triste a Baltasar y aún asÃ, aceptó.Aquello conmovió al brujo que le dió los ingrediente sin condiciones. El brujo le dijo:â€algún dÃa del cielo vendrá un señal que al Rey de Corazones te llevaráâ€. Desde aquel dÃa, Baltasar todas las noches miraba al cielo esperando ver esa señal.