Y se dio el gran atracón
de jamón, manjar que nunca probaba. Resultó que estaba podrido
y al dÃa siguiente, aquejado de fuertes dolores, hubo de llamar al
médico.
-~Qué habéis comido? -le preguntó el galeno.
El avaro, entre suspiros, mencionó su compra barata.
-¡Buena la habéis hecho! -se burló
el médico-. Entre la factura de la botica y la mÃa, caro va
a saliros el jamón podrido.
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