Después de la rendición de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se encontraba en decadencia. Aunque la guerra ya habÃa terminado dejó detrás una ola de desgracias tal que sus ciudades más bien parecÃan pueblos fantasmas, Alemania fue dividida en cuatro zonas de ocupación militar, algunos habitantes huyeron o fueron evacuados, millones fueron expulsados, pero lamentablemente también millones murieron como resultado de una evacuación alemana mal planeada, bombardeos, hundimientos de barcos de refugiados, de hambre y privación durante largas marchas durante el frÃo glacial, en los trenes de expulsión, en campos de reasentamiento o asesinados por tropas de saqueo y por habitantes locales.
En 1947, en una BerlÃn en ruinas donde miles morÃan de inanición y de congelamiento, entre los que permanecieron, una joven se encuentra con un ciego errante en la calle, este le pide llevar una carta a una dirección. Caritativamente, ella acepta y toma el camino de la dirección indicada. Pero al hacerlo ve como el ciego huye corriendo, sin vacilación alguna, y desaparece girando rápidamente por la primera esquina.
La chica se confunde un poco, y con cierta desconfianza por el comportamiento sospechoso del individuo va a contar lo sucedido a la policÃa. La autoridad escucha con atención y decide investigar el hecho, van a la dirección indicada en la carta, acompañados de la chica. Una vez ahÃ, descubren con horror que en esa vivienda se encuentran los cadáveres de dos hombres y una mujer, además de una gran cantidad de carne, muy valiosa en esa época de escases y penurias. Pero para sorpresa de los visitantes la carne no era de animal, era ¡carne humana!.
Y el texto de la carta que la joven debÃa entregar decÃa: - Carne de la mejor calidad para la población. Mañana les traeré más.
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