Tic-tac- tic-tac, marcaba el ,
Tic-tac-tic-tac, se oÃa sonar,
Tic-tac-tac-tic, segundos después,
Tac-tic- tac-tac, silencio total.
Despierten agujas hay que trabajar,
despierten, el tiempo no ha de descansar,
las horas transcurren de igual por igual,
péndulo que oscila nunca ha de parar.
Vamos remolonas, despiértense ya,
si las estoy viendo detrás del cristal,
también las campanas dormidas están,
mudas más que mudas, sin tan- tan- tan- tan.
Es la voz del tiempo que en silencio está,
duende relojero dime ¿dónde estás?,
agitadas hojas marcan el compás,
del encantado de la eternidad.
Todos los dejaron de hablar,
para que las horas de nunca acabar,
descansen un poco y puedan soñar,
nuevas melodÃas para el despertar.
Que no sea siempre el mismo tan-tan,
el tiempo transcurre cual agua de mar,
olas que se acercan, olas que se van,
horas que navegan detrás del tic-tac.
Llamemos a alguien que pueda orientar,
a amigas agujas brújulas de imán,
al este y , al norte y al sur,
para que despierten de tanta quietud.
Más si nada de eso fuera a resultar,
si es que el segundero no vuelve a girar,
miraré al cielo, los astros dirán,
cuando sea hora de irte a buscar.
Cucú ya no canta, Cucú ya no está,
¿es que el pajarillo se ha ido a volar?,
dicen que lo vieron jugando en el mar,
besando la espuma con sabor a sal.
Luna recostada, voces que no están,
trinos que adormecen de ,
entre las campanas duermen dormirán,
las horas con alas de la libertad.
Nace un nuevo dÃa, hay que despertar,
las agujas giran, se oye el tic-tac,
suenan las campanas, hay que festejar,
Cucú ha salido y ha vuelto a cantar.
Todo ha regresado a la normalidad,
el duende relojero la hora nos da,
la hora nos da el duende relojero,
para que muy pronto vaya a buscar.
Tic-tac- tic-tac, hoy marca el reloj,
Tic-tac- tic-tac, se oye sonar,
Tic-tac- tac-tic, el duende es feliz,
Tic-tac-tac-tic, ya está junto a mÃ.
Claudia Beatriz Felippo