Antonio se habÃa perdido entre la niebla. Ya no sabÃa si seguÃa caminando por el sendero o se habÃa desviado. Apenas se veÃa los pies. La noche estaba tan silenciosa que no lo ayudaba a guiarse.
Con sólo escuchar el ladrido de algún perro, podrÃa saber que estaba cerca del caserÃo, pero no se escuchaba nada. Hacia donde volteara la cabeza veÃa niebla, sin el menor indicio del paisaje que lo rodeaba.
Y estaba el miedo a caer en algún barranco, o en un pozo. Y la niebla que se apretaba más, y el silencio absoluto, y la incertidumbre de no saber hacia dónde iba.
Asustado ya, Antonio dijo en voz baja: - DarÃa hasta mi alma por salir de esta niebla - y tras decir eso vio que un brazo se estiró desde la nada y le tomó la mano derecha. Después el brazo se retiró hacia la niebla y desapareció. Un instante más tarde la niebla comenzó a diluirse.
AUTOR:http://cuentosdeterrorcortos.blogspot.com/