Según la tradición oral mestiza del
Suroccidente colombiano, existÃa un ángel que era el más hermoso de
todos, se llamaba Luzbella y era el consentido de Dios, a tal punto que
le enseñó y permitió hacer ángeles. Luzbella se sintió tan poderoso que
se sentó en el trono tratando de suplantar a Dios, éste se enfadó y lo
sentenció: “por haberme desafiado ya no serás Luzbella, sino
Luzbel-Lucifer†y lo expulsó del cielo junto con sus ángeles. Los que
cayeron a la tierra se convirtieron en mariposas y los que cayeron en el
infierno se convirtieron en demonios y Luzbella en el Diablo.
Dios
conservó de los ángeles Luzbellinos a los que tocaban el tiple. Esos
ángeles-músicos podÃan salir y entrar al cielo con entera libertad y
aprovechaban para venir a la tierra a parrandear. Cada vez se demoraban
más en regresar, hasta que un dÃa encontraron cerradas las puertas
celestiales. Dios no quiso dejarlos entrar nunca más y los ángeles
errantes regresaron a la tierra. Aquà se convirtieron en duendes,
pequeños seres vestidos con colores que llevan un gran sombrero, ligados
a la música, en particular al tiple. La divinidad o maldad de estos
encantados seres es algo ligado a las actitudes de la gente con sus
congéneres o con el entorno natural, del cual son guardianes, haciendo
que los cazadores no puedan ver a sus presas a pesar de tenerlas en
frente o envolatándolos en el bosque para que no puedan hacer daño a la
vegetación y a los seres que allà habitan.
Además de la música a
los duendes les encantan los niños a los que atraen con juguetes
coloridos que sólo esos pequeños pueden ver, hasta adentrarlos en sus
terrenos y llevárselos para no volverlos a ver. Se interesan por las
crines exuberantes de los caballos, las cuales enredan en la noche con
nudos que nadie es capaz de soltar, no habiendo más remedio que
cortarlas. Para ahuyentar a un duende que hace travesuras se usa un
tiple nuevo y se afina como se afinaba en el cielo. Se deja el
instrumento en algún lugar visible de la casa o sitio visitado por el
duende para que lo pueda ver y como buen músico no aguantará las ganas
de tocarlo, asà se encontrará con el temple sagrado y furioso
destrozará el tiple y jamás volverá.