EL HOMBRE, LA PERDIZ Y LA SAPA
EL HOMBRE, LA PERDIZ Y LA SAPA

Un joven se casó, en tiempo antiguos, con la perdiz que era muy joven, bien parecida y poseedora de preciados atributos para constituir un buen hogar. Entre sus buenas cualidades contaba con que sabía hilar muy fino, tejer hermosas figuras (“salatas”) y suma habilidad para cualquier tarea porque sabía hacerlo con mucho gusto. Cuando preparaba los alimentos no empleaba gran cantidad de víveres. Es decir tenía buena mano (“suma amparan”) de modo que con una cantidad mínima hacía alcanzar para un buen almuerzo, sin que faltara para nadie. Era pues, garantía de economía y habilidad para el nuevo hogar.

            En cierta oportunidad todos sus familiares salieron de viaje dejando a la perdiz. La suegra le encargó que fuera preparando chicha (“Qusa”) y con tal fin le ejó la cantidad necesaria de quinua que en circunstancias normales solían emplear. Le recomendó vez tras vez que era necesario preparar suficiente cantidad como para una buena fiesta que se aproximaba.

            La perdiz, habilidosa como siempre, y empleando unos cuantos puñados de quinua solamente, preparó varias “Wakullas” llenas de excelente chicha. Por supuesto que la quinua quedó aun con mejores resultados.

            Regresaron los familiares y la suegra al notar que la quinua estaba casi en la misma proporción o tal como había dejado creyó que la nuera había estado remoloneacando e impulsiva como siempre, se enojó de tal manera que tomó el garrote y golpeó a su nuera diciéndole que era una ociosa, en qué se había ocupado para no hacer nada durante todo el día.

            A consecuencia de los golpes la nuera murió; pero, cuál no sería la sorpresa de todos cuando descubrieron la chicha de excelente calidad que había elaborado la perdiz y lloraron el error de la suegra.

            Pasado cierto tiempo, el joven viudo se casó con otra mujer que dicen fue la sapa. Esta vez la nuera no fue tan económica ni hacendosa como la perdiz. Mas bien resultó todo lo contrario, la lentitud era la caracterización de todas sus actividades, no tenía un ápice de prudencia, era muy pesada, gordiflona, golosa y desaliñada.

            De ella proceden las actuales campesinas. Este mal se lo debemos a la suegra, porque de lo contrario hubiéramos estado bien, con mujeres adornadas de las buenas prendas de carácter de la perdiz.

           

Parece que la moraleja de todos estos relatos es que la mucha intervención de las suegras, en la vida de las nuevas parejas, termina siempre por destruir el hogar en formación en la generalidad de los casos.

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Preg: 1.- ¿Mencione por lo menos tres cualidades de la perdiz?
Sabe hilar
Sabe tejer
Sabe hilar muy fino, tejer y tiene habilidad para hacer cualquier tarea
No tine cualidades
Preg: 2.- ¿Qué le encargó la suegra a la perdiz?
Que preparara la comida
Que comiera chicha.
Nada
Que preparara chicha.
Preg: 3.- ¿Con quién se casó el joven por segunda vez?
Con nadie
Se casó con la sapa
Se casó con la rana
Ninguna de las anteriores
Preg: 4.- ¿Qué anti cualidad tenía la sapa?
rapida en todas sus actividades
rapida en todas sus actividades
muy veloz en todas sus actividades
lenta en todas sus actividades
Preg: 5.- ¿Qué moraleja podemos deducir del cuento?
Las suegras ayudan a hacer feliz el hogar
No hay ninguna moraleja
Una excesiva intervención de las suegras en la vida de las nuevas parejas, termina siempre por mejorar al hogar en formación en la generalidad de los casos.
Una excesiva intervención de las suegras en la vida de las nuevas parejas, termina siempre por destruir al hogar en formación en la generalidad de los casos.