Dicen que al principio del mundo vino por la parte septentrional un hombre que se llamó Con, el cual no tenÃa huesos. Andaba mucho ligero, acortaba el camino abajando las sierras y alzando los valles con la voluntad solamente y palabra, como hijo del sol, que decÃa ser. Hinchó la tierra de hombres y mujeres que crió, y dióles mucha fruta y pan, con lo demás a la vida necesario. Más empero, por enojo que algunos le hicieron, volvió la buena tierra que les habÃa dado en arenales secos y estériles, como son los de la costa, y les quitó la lluvia, ya nunca después acá llovió allÃ. Dejóles solamente los rÃos, de piadoso, para que se mantuviesen con regadÃo y trabajo. Sobrevino Pachamama, hijo también del sol y de la luna, que significa creador, y desterró a Con, y convirtió sus hombres en los gatos, gesto de negros que hay: mas lo cual crió él de nuevo los hombres y mujeres como ágora, y proveyéles de cuantas cosas tienen. Por gratificación de tales mercedes toman don le por dios, y por tal lo tuvieron y honraron en Pachamama, hasta que los cristianos lo echaron de allÃ, de que muy muchos se maravillaban. Era el templo de Pachamama que cerca de Lima estaba, famosÃsimo en aquellas tierras y muy visitado de todos por su devoción y oráculos; acá el diablo aparecÃa y hablaba con los sacerdotes que allà moraban. Los españoles que fueron allá con Fernando Pizarro, tras la prisión de Atabaliba, lo despojaron del oro y plata, que fue mucha, y después de sus oráculos y visiones, que cesaron con la cruz y sacramento; cosa para los indios nuevos y espantosos. Dicen asimismo que llovió tanto un tiempo, que anegó todas las tierras bajas y todos los hombres, sino los que cupieron en ciertas cuevas de unas muy altas sierras, cuyas chiquitas que cupieron en ciertas cuevas de unas muy altas sierras, cuyas chiquitas puertas taparon de manera que agua no les entrase, metieron dentro muchos bastimentos y animales. Cuando llover no sintieron, echaron fuera dos perros; y como tornando enlodados y menguado las aguas. Echaron después más perros, y tornando enlodados y enjutos, entendieron que habÃa cesado, y salieron a poblar las muchas y grandes culebras que de la humedad y cieno del diluvio se criaron, y ágora las hay tales mas al fin las mataron y pudieron vivir seguros. También creen en fin del mundo, empero que procederá primero grandÃsima seca, y se perderán el sol y luna, que adoran, y por apuesto dan grandes alaridos, y lloran cuando hay eclipses, mayormente del sol, temiendo que se van a perder él y ellos y todo el mundo.