Existieron una vez 
unos coches que vivÃan salvajemente por la carretera.
 El único combustible que necesitaban para echar a rodar eran los buenos
 sentimientos por lo que los niños eran sus pilotos ideales debido a su 
poco peso e inocencia. 
Semanalmente los coches acudÃan a un pueblo diferente para hacer carreras entre ellos y 
buscando al piloto ideal, un niño puramente bueno.
Un
 dÃa llegaron a la ciudad de Nerea. Era una niña muy buena y pasó toda 
la noche en vela, ansiosa por presentarse a la prueba que se iba a 
celebrar al dÃa siguiente en busca del piloto ideal.
Lo niños más buenos del pueblo habÃan acudido a la prueba de pilotos
 formando una ordenada cola frente a las puertas del circuito. Cuando 
abrieron las puertas, muchos  niños olvidaron sus buenos sentimientos y 
salieron a relucir los codazos, empujones y peleas.
Los 
organizadores ya estaban acostumbrados a ver esta escena. Se les dio una
 chocolatina a esos niños y se les agradeció su disposición pero no 
pudieron participar en la prueba. 
Nerea aguardó pacientemente en 
el último puesto de la última fila. No le importó ya que estaba asombrada viendo cómo pilotaban los niños los coches. 
Finalmente llegó su turno.
 Y cuando se disponÃa a subir al coche se dio cuenta de que no era la 
última. Detrás suya habÃa un niño, llamado Mikel, que también era muy 
bueno.
El organizador se dirigió hacia Mikel y le dijo:
- Lo siento pero ya vamos a concluir la prueba. Los coches ya están muy cansados.Nerea observó 
cómo la llama de la ilusion se apagaba
 en los ojos del niño y conmovida por esta escena prefirió cederle su 
puesto al niño. En ese momento el motor del coche rugió como nunca antes
 lo habÃa hecho.
Mikel se subió al coche y mirando a Nerea le dijo:
- ¡Corre! ¡Sube! ¡Iremos los 2 juntos! Puede que vayamos más despacio porque el coche pesará más pero no importa. El coche salió disparado con los 2 niños.
 Nunca antes se habÃan registrado esos tiempos. El coche batió todas las
 marcas en velocidad. Parece ser que por fin uno de los coches habÃa 
encontrado a sus pilotos ideales.
Basado en un cuento de Pedro Pablo Sacristán.