Érase una vez
una hamburguesa que tenÃa muchas vidas. Su dÃa a dÃa siempre era el mismo.
Aguardaba
pacientemente a ser servida y hacÃa todo el esfuerzo posible por
resultar sabrosa. Cuando el cliente daba su último bocado, una lucecita
interna se apagaba en la hamburguesa y entraba en un sueño profundo para
despertarse al dÃa siguiente en la misma hamburgueserÃa.
Un dÃa escuchó como uno de sus clientes la llamaba
"comida basura".
Esto enojó mucho a la hamburguesa y casi se quema. Sin embargo, se dio
cuenta de que era verdad. Escuchaba el mismo comentario en muchos
clientes y veÃa las noticias en televisión.
Ella se dio cuenta de que
muchos de sus clientes favoritos estaban gordos y tenÃan un aspecto enfermizo. Entonces ideó un plan.
Un
niño estaba dispuesto a disfrutar de su hamburguesa pero ésta empezó a
concentrarse. El niño dio su primer bocado y no pasó nada. Dio varios
bocados más y nada. La hamburguesa ya estaba agotada y a punto de
rendirse cuando el niño exclamó:
- ¡Esta hamburguesa no sabe a nada!El
plan de la hamburguesa se habÃa cumplido a la perfección. El niño
empezó a espaciar sus visitas a la hamburgueserÃa y a retomar
un aspecto más saludable.La
hamburguesa convenció a sus hermanas para llevar a cabo este plan. Los
clientes de la hamburgueserÃa mejoraron considerablemente su aspecto. A
cambio las hamburguesas se concentraban para
volverse exquisitas cuando esos clientes espaciaban sus visitas.
Creo que esa práctica se extendió a todos los alimentos. Es por esto por lo que cuando comes siempre la misma cosa
acabas por cansarte de ella y en cambio si la comes de vez en cuando, la saboreas muchÃsimo más