tito el cartero
En donde menos te lo esperas te puedes encontrar con un ángel. Están por todos lados, sÃ. Esta es la historia de un cartero muy especial, un cartero que cargaba su carro con valores y con amor. Esperamos que os guste y que lo disfrutéis.
Tito no era un cartero como todos los demás ¡qué va! Tito era un cartero muy especial que adoraba ayudar a las personas que estaban en problemas. ¿Queréis saber su historia? Bueno no seáis impacientes…
Todo comenzó una mañana gélida de enero cuando sólo contaba con doce años. Aquella mañana su madre le mandó a comprar patatas ya que casi todos los martes cuando el abuelo iba a visitarlos su mamá solÃa hacer una enorme tortilla de patata. Ñam, ñam se le hacÃa la boca agua, le encantaban los martes, era un dÃa redondo.
Tito se enfundó sus guantes, su gorro polar, su bufanda, sus botas, y marchó a comprar. Ya en el ultramarinos se encontró con un niño muy pequeño que parecÃa muy enfermo, su madre lo acunaba entre sus brazos, no dejaba de llorar. Escuchó con atención la conversación de la mamá con el dependiente.
-Hola, MarÃa, ¿cómo va el pequeño?
-No muy bien, cada dÃa está más débil. Seguimos esperando una médula compatible para curar su leucemia. Es desesperante esta situación.
-Cómo lo siento, ojalá mi médula sirviera para salvarlo. Ya tengo el impreso firmado para hacerme donante, sólo me queda llevarlo. Aunque no le sirva al pequeño, puede ayudar a otras personas.
-Asà es Jacinto. Aunque no le sirva a mi pequeño, puedes ayudar a otras personas, es un gesto muy noble de tu parte. Gracias.
-No hay de que, mujer. Deseo que se haga realidad y que el pequeño se salve.
A Tito se le quedaron grabadas las últimas palabras del dependiente “Deseo que se haga realidad…†y sin pensárselo dijo:
-¿Y porque no escribe una carta con lo que le sucede para que el deseo se cumpla?
-¿Cómo dices?-dijo la mamá del pequeño con una enorme sonrisa.
-Mi papá es cartero, un buen cartero. Y quizás si escriben una carta a muchos destinatarios con la historia del pequeño…
MarÃa se quedó sin palabras y al dependiente le ocurrió igual. Se hizo un silencio muy emotivo.
-Si no les parece bien no pasa nada. Yo sólo querÃa ayudar.
-Nos parece fenomenal ¿cómo te llamas?-MarÃa se agachó a la altura de aquel niño tan especial que querÃa ayudar a su hijo y le dio un beso en el cogote.
-Me llamo Tito y vivo en la calle del Carmen. Mi papá es cartero y mi mamá ama de casa.
-Un placer conocerte Tito. Has tenido una muy buena idea que puede ayudar a Alex y también a los que están en su misma situación. Esta tarde escribo una carta y hago copias y las enviamos por correos a distintos destinatarios de toda España. Primero empezaremos por familiares, después por amigos y conocidos, nunca se sabe quizás dónde menos te lo esperas…
MarÃa no terminó la frase pero Tito habÃa comprendido a la perfección. Pasaron los meses y Tito se volvió a encontrar con MarÃa, esta vez no llevaba al pequeño y pensó que quizás no habÃa superado la enfermedad. Una profunda tristeza se adueñó de él y agachó la cabeza.
-Hola, Tito, ¿Cómo va todo? Quiero que sepas que tu idea funcionó y encontramos una médula compatible. Ahora mi pequeño está muy bien, se ha salvado y ha sido gracias a ti. Eres un gran muchacho y no sé cómo agradecértelo.
Tito se ruborizó y no supo qué decir. MarÃa le dio un abrazo con ternura. Pasados los años Tito se acordó de aquel dÃa, de aquel mágico abrazo y se sintió muy orgulloso de aquel niño que fue y que aún lo acompañaba.
Para entonces ya era un joven cartero, siguió la tradici