La mirada maligna
Detrás del mostrador del minimercado, Antony ojeaba una revista. El reloj que
Colgaba en la pared marcaba las tres de la madrugada, y desde la medianoche no
Entraba ningún cliente.
“Abierto las veinticuatro horas, ¿para qué?. PodÃa estar durmiendo en casaâ€
Pensó Antony mientras miraba nuevamente el reloj de pared.
Experimentó una extraña sensación, dejó de leer la revista y miró a su alrededor.
SentÃa que era observado.
En el otro extremo del minimercado, detrás de una estanterÃa, en una abertura entre
Paquetes de mercancÃa, habÃa dos ojos celestes mirándolo directamente. Cuando
Antony los vio, los pelos se le pusieron de puntas, aquellos ojos claros tenÃan algo
Maligno, no eran como los de una persona.
Antony estaba petrificado, aquellos ojos extraños lo seguÃan quemando con su
Mirada. Repentinamente recordó algo que lo hizo salir de su momentáneo
Parálisis. Recordó que detrás de aquel estante, habÃa un exhibidor con muñecos.
Aunque algo temeroso, caminó hasta el exhibidor en donde estaban los juguetes,
Convencido que aquellos ojos eran de un muñeco.
No se equivocaba, los ojos eran de una muñeca; tenÃa el tamaño de una niña
Pequeña, su cara era regordeta y rosada, y mientras Antony la observaba la
Muñeca giró la cabeza hacia el, y dijo unas palabras en un idioma extraño,
Con una voz muy gruesa y cavernosa, ultraterrena, horrible.
Antony salió disparado hacia la puerta de salida. Lo que quedaba de la noche
La pasó afuera del minimercado. Cuando ya habÃa amanecido, y llegaron los
Demás empleados del lugar, Antony se atrevió a entrar nuevamente.
La muñeca no estaba, habÃa desaparecido.