Tito 2
Mirta terminó de servir la cena y fue a buscar a Laura, su hija, que estaba en su cuarto.
- ¡Laura, está lista la cena! - anunció Mirta frente a la puerta del cuarto. Adentro se escuchó
que alguien murmuraba algo, y no era la voz de Laura.
- ¡Laura! ¿Qué estas haciendo? ¿Y esa voz? ¿Es del teléfono? ¡Laura!
- ¡Mamá, estoy jugando con mi muñeco! ¡No me molestes!
- ¡Pero qué! Esa no es forma de contestarle a tu madre. Voy a entrar - y abrió la puerta.
Laura estaba sentada en el suelo, y frente a ella, en igual posición, estaba Tito, el muñeco
de trapo, aquel que antes fuera propiedad de una escuela.
A pesar de que era de trapo, de tela, el muñeco estaba sentado con la espalda bien recta, eso le
llamó la atención a Mirta, entonces preguntó: - ¿Cómo hiciste para que el muñeco quede asÃ, sin
caerse?
- Yo no hice nada - le contestó Laura -. Él se acomodó solo - Mirta la miró con un gesto de descreimiento.
- Vamos a cenar que se enfrÃa la comida - dijo después.
La esperó en la mesa, y como Laura no iba fue a buscarla nuevamente, esta vez algo enojada.
Abrió la puerta de golpe, y sin entrar al cuarto dijo en voz alta.
- ¡Pero… ya te dije que fueras a cenar! - Laura la miró con lágrimas en los ojos.
- ¡Tito no me deja! - sollozó la niña. Seguidamente el muñeco volteó con rapidez hacia Mirta.
La cabellera de lana de Tito se erizó, y su boca pintada se transformó en una real, y con una voz
aterradora el muñeco gritó: ¡Fuera de aquÃ! Y una fuerza invisible cerró la puerta, dejando a Mirta
en el corredor, gritando desesperada. Adentro Laura también comenzó a gritar.