La muñeca asesina
Participaban de la búsqueda policÃas y voluntarios. Entre todos
formábamos una gran lÃnea que iba peinando el campo y las arboledas que
se alzaban entre pastizales. Un poco adelante caminaban los policÃas que
llevaban perros. Ãbamos revisando el terreno con palos largos.
Apartábamos los pastos, mirábamos hacia todos lados, y algunos gritaban
el nombre de la niña.
Buscábamos una niña extraviada, que no estaba
en su hogar desde la noche anterior. Una pista nos habÃa llevado hasta
aquel campo; un hombre de la zona que volvÃa a su hogar por la noche,
creyó ver fugazmente, al apuntar su linterna hacia un pastizal, a dos
niñas caminando tomadas de la mano, una muy pequeña, como un bebé. Como
el sujeto era supersticioso, creyó que habÃa presenciado algún tipo de
aparición; mas cuando se enteró de la niña perdida avisó a la policÃa.
Como la niña andaba con una muñeca, los policÃas no tuvieron dudas de
que era ella, y supusieron que el tipo habÃa visto mal, y que confundió a
la muñeca con un bebé que caminaba; pero ahora sé que él no vio mal.
A nuestras espaldas el sol se estaba poniendo y aún no la encontrábamos.
Yo estaba en un extremo de la lÃnea que formábamos, y vi una arboleda
cercana que no estaba en nuestro camino. Le dije a los que se
encontraban próximos a mÃ, que iba a revisar aquella arboleda, y me
separé corriendo.
Entre los árboles ya estaba oscuro, y sumergido en
la tenue luz del ocaso avancé apartando ramas. Al alcanzar un claro las
vi; la niña estaba tirada boca arriba, muerta, y a su lado estaba la
muñeca, bien parada sobre sus piernas y mirando hacia donde estaba yo.
En ese momento, aunque me dio una impresión sumamente mala, me incliné a
creer que la niña la habÃa acomodado de aquella forma, aunque me
pareció ver cierto movimiento en la cara de la muñeca, pero habÃa muy
poca luz.
Giré hacia donde estaban los otros y grité a todo pulmón,
al escuchar que se acercaban corriendo me volvà hacia el cuerpo de la
desafortunada niña; y para mi sorpresa, la muñeca estaba en una posición
diferente, ahora se encontraba tendida en el suelo, como a dos metros
de donde estaba parada.
Enseguida los policÃas tomaron el control de la escena. Hasta hoy nunca
habÃa comentado lo de la muñeca, pues supuse que no me iban a creer, al
igual que no le creyeron al tipo que la vio caminando.