La voz del muñeco
Durante la función el muñeco giró varias veces la cabeza hacia Facundo.
Era de esos muñecos que usan los ventrÃlocuos. Su mirada era
atemorizante; sus ojos eran muy realistas y los giraba como una
persona.
Facundo tiró del abrigo de su madre para llamarle la atención.
- ¿Qué quieres? - le preguntó su madre, que estaba sentada a su derecha, del otro lado estaba su padre.
- Quiero irme, vámonos, ¿s�
- ¡Shh! Ya falta poco - susurró su padre.
Terminada la función del ventrÃlocuo se fueron del teatro. Ya estaba de
noche. Facundo caminó de la mano de sus padres hasta que llegaron al
auto.
Durante la cena estuvo callado, su padre lo observó atentamente.
- ¿Te gustó la función del ventrÃlocuo? - le preguntó el padre mientras se servÃa ensalada.
- No - respondió Facundo.
- ¿El muñeco te dio miedo?
- SÃ.
- Pero sabes que el que habla es el hombre, ¿no? Y también hace que se mueva.
- SÃ, pero este muñeco se movÃa solo, y me miraba.
- No, era el hombre, él lo maneja - insistió su padre.
- ¡Bueno! No hablemos más del muñeco - intervino su madre -. Sino de noche va a soñar.
A la hora de dormir su madre lo ayudó a acostarse, lo cobijó y se despidió con un beso en la frente.
Facundo
cerró los ojos pero no pudo dormirse. Un rato después escuchó un ruido y
miró hacia la ventana; estaba entreabierta y el viento agitaba la
cortina. Quiso llamar a sus padres pero no pudo, el terror lo silenció.
En la penumbra del cuarto avanzaba lentamente una figura pequeña, era el
muñeco.
Se detuvo al lado de la cabecera de la cama y estiró un
brazo hacia la cabeza de Facundo; le tapó la boca con la mano y sonrió
terrorÃficamente.
Facundo sobrevivió a todo el terror que le causó
el muñeco, pero nunca más pudo hablar; amaneció mudo, y desde esa noche
el muñeco del ventrÃlocuo tuvo una nueva voz.