Circo de terror
Fueron al circo por la noche: querÃan sorprender a los que trabajaban en aquel lugar.
Javier
y otro inspector de salubridad, se dirigieron a la parte del circo
donde se elaboraban las salchichas que vendÃan al público durante las
funciones.
- Pasen por aquÃ, es en este remolque -los invitó a regañadientes un jorobado, que además era calvo y rengueaba.
- ¿Usted elabora las salchichas? -le preguntó Javier.
- No, es otro empleado. Pasen ustedes, caballeros -dijo el jorobado al abrir la puerta.
Javier y su compañero entraron; el jorobado quedó afuera y cerró la
puerta apenas pasaron. Adentro habÃa una mesa, sobre ella una máquina
moledora de carne, unos tachos manchados de sangre, unos cuchillos, e
iluminando todo eso, colgaba cerca del techo del remolque una lámpara
que rodeaban en su vuelo algunas moscas, y tras la mesa habÃa un payaso.
El payaso clavó su oscura mirada en ellos y sonrió desmesuradamente; la
comisura de su enorme boca casi llegó a las orejas.
Javier sintió
cómo se le erizaba la piel por la fuerte impresión de ver aquello, mas
su mente racional enseguida buscó una respuesta a lo que estaba viendo, y
rápidamente concluyó que parte de la boca del payaso debÃa ser una
aplicación o algún otro tipo de maquillaje, aunque su instinto le
gritaba que algo no estaba bien. Reponiéndose a la impresión inicial,
Javier se dirigió al payaso diciéndole:
- Buenas noches. Somos inspectores de salubridad. Voy a ir directamente a
lo que nos trajo aquÃ. Alguien denunció que ustedes hacen salchichas
con carne de perros callejeros.
- Eso no es verdad -afirmó el payaso con una voz potente, agria, llena de ecos de variados tonos: inhumana.
Su compañero estaba paralizado de terror desde antes que el payaso
hablara. Javier también se aterró, pero a pesar del miedo que le iba
helando la sangre, igual se atrevió a preguntar:
- ¿Qué… qué tipo de carne usan entonces?
- De cerdo y de vaca, mezcladas -contestó el payaso con su atemorizante voz, que claramente era sobrenatural.
-
Ah… Bien, nosotros…. nosotros nos vamos entonces -tartamudeó Javier y
giró hacia la puerta a la vez que miraba al otro inspector. Al darle la
espalda al payaso experimentaron un terror todavÃa más atroz, y en ese
instante escucharon la voz aterradora resonando a su lado, casi
diciéndoles al oÃdo:
- ¡Jajaja…! Pero esta noche vamos a usar otra carne. ¡Jajaja… Jeje!…