Un pavo real convidó a una grulla a un festÃn suculento. Durante el banquete se puso a discutir con los comensales acerca de cuál de los dos poseÃa mejores dones personales.
Abriendo el pavo real su cola, decÃa que aquel abanico de finÃsimas plumas no tenÃa en el mundo otra cosa que le igualara en perfección y hermosura.
- Ciertamente - respondió la grulla -, confieso que eres más hermoso que yo, pero si tus plumas son más vistosas que las mÃas, en cambio no te sirven para volar.
- Yo, con mis alas - prosiguió la grulla -. Puedo elevarme hasta las nubes, contemplando bajo mis pies todas las maravillas de la tierra.
Nadie tenga en menos a su vecino,
que Dios a cada uno da su cualidad.
Fin