Una gallina, al hurgar con sus patas entre la basura, encontró una piedra preciosa. Sorprendida de verla en aquel lugar inmundo, le dijo:
- ¿Cómo tú, la más codiciada de las riquezas, estás asà humillada entre estiércol? Otra suerte habrÃa sido la tuya si la mano de un joyero te hubiera encontrado en este sitio, sin duda indigno de ti. El joyero, con su habilidad y su arte, hubiera dado mayor esplendor a tu brillo; en cambio yo, incapaz de hacerlo, no puedo remediar tu triste suerte. Te dejo donde estás, porque de nada me sirves.
La ciencia y la sabidurÃa nada valenÂ
para los necios y los ignorantes.
Fin