Una mañana se levantó y pudo apreciar que hacÃa mucho menos frÃo del que
acostumbraba a hacer por aquellas fechas, algo que le vendrÃa muy bien
porque hoy le tocaba
.
Al llegar a la acequia vio una mancha negra en su interior. Le
extrañó bastante porque sólo hacÃa unos meses que la habÃan limpiado.
El caso es que conectó el motor y empezó a extraer el agua hacia sus
plantas.
Cuando la noche fue cerrándose, Alberto decidió volver a casa, pero al entrar, volvió la vista atrás y pudo ver un haz de luz
que salÃa de la acequia hasta el cielo. No le dio la mayor importancia,
y pensó que la razón era que estaba muy cansado, y es que Alberto,
algunas veces, llegaba a ver cosas que no existÃan.
Al dÃa siguiente salió de nuevo, y se encontró con la desagradable imagen de que su cosecha habÃa sido completamente diezmada. Se acercó a la acequia y vio que ya no estaba la mancha negra, pero sà quedaban otras manchas aleatorias que se movÃan sin parar.
Nada más darse la vuelta, estas manchas salieron de la acequia y se
engancharon a su espalda sin que él pudiera hacer nada… y ahà yacÃa el
cuerpo de Alberto, sin haber tenido tiempo a saber qué era lo que
ocurrÃa.