Los Duendes
Estaba rodeado de frescas praderas bañadas por el sol. En él donde crecÃan hierbas
que elevaban al aire sus fragancias, y revoloteaban multicolores mariposas, que
posaban en flores de delicados pétalos y singular belleza. Pero en aquel bosque
milenario, que se alzaba hasta alturas de vértigo, reinaba un constante crepúsculo
de sombras; las sombras de los imponentes árboles, de descomunales troncos
cubiertos por cortezas agrietadas y tapizadas de musgo, testigos mudos y
silenciosos del lento paso de los siglos. En su interior crecÃan gigantescos helechos
Que chorreaban la constante humedad que envolvÃa todo. Inmensos hongos
asomaban entre las raÃces, algunos de colores relucientes y extrañas formas.
En el suelo cubierto de musgo y ramas en descomposición, se arrastraban babosas
Y caracoles, y reptaban peligrosas serpientes. Innumerables arroyuelos corrÃan
presurosos entre rocas verdes y resbalosas, y en sus orillas cantaban las ranas.
Cuando caÃa la noche, crecÃa su misterio, y surgÃan pequeñas criaturas venidas
de las profundidades de la tierra, y del mundo de los sueños. Seres capaces de
vivir en ambos mundos, Duendes, asà lo llamaron los hombres.
Cuando la ambición y las hachas de los humanos talaron el milenario bosque,
Los duendes se vieron obligados a existir sólo en el mundo de los sueños;
en el casi olvido de la mitologÃa y la leyenda. Desde ese entonces, asechan
los sueños de los hombres, transformados en horribles monstruos que nos
persiguen en angustiosas pesadillas.