Un dulce regalo

Pablo tardó unos segundos en abrir la puerta de casa, ya que no atinaba con la cerradura, debido seguramente a estar ya un poco achispado y sobre todo, al nerviosismo de haber conseguido que Ana, aquella chica a la que había conocido apenas una semana antes, accediera a ir a casa, con la “excusa” de poder ver unos DVDs de Marilyn Manson, su banda favorita. Pablo lo tenía todo planeado. Sus padres se habían marchado ese fin de semana, y no llegarían hasta el Lunes, así que tenían la casa para ellos solos…

-        Bueno, pues esta es mi casa. Ponte cómoda, yo voy a subir arriba por los DVDs y los vemos aquí en el salón, con el home cinema. – Dijo el chico.

-        De acuerdo, me parece bien – Contesto Ana, un poco nerviosa también.

Mientras Pablo subía las escaleras, Ana se quedó en la entrada, a la izquierda del gran salón presidido por una magnífica pantalla de plasma. Estaba todo un poco oscuro, y vio que la entrada seguía adelante, derivando en un largo pasillo. Ana sentía curiosidad por ver que había al final del pasillo, pero estaba tan oscuro que no lograba divisar nada, y prefería no pasar dentro, no fuera a ser que Pablo pensase que era una descarada… Aunque, al fin y al cabo, había accedido a ir a su casa, casi sin conocerlo… Estaban solos… ¿Qué pensaría su padre de ella en esa situación? Seguro que de descarada para arriba…

Ana intentaba calmar su nerviosismo golpeteando sobre una mesilla cercana. Notaba que la boca se le estaba volviendo seca, síntoma inequívoco de ese nerviosismo, y deseo que Pablo bajase pronto para pedirle algo de beber, ya que no le gustaba nada esa sensación… De repente, como por instinto, Ana se giró en dirección al largo pasillo de la entrada, y le vio. Era un niño pequeño, de apenas cinco o seis años. Rubito, con los ojos vivos y la sonrisa traviesa de quien solo pretende jugar.

Ana se asustó en un principio, porque pensaba que iban a estar solos… Aquello no entraba en sus planes. Pero Pablo debía saberlo, y debía habérselo dicho…

-        Hola – le dijo el pequeño.

-        Ho… Hola. ¿Cómo te llamas?

-        Mario. Eres muy guapa.

-        Gracias, tú también – Ana río la ocurrencia del niño.

Aquello le parecía bastante extraño, así que llamó a Pablo, pero este no le contestó. Tal vez no la había oído. En ese momento, Mario le extendió un vaso de agua, con la inocente mirada del niño que solo quiere agradar a sus mayores. Ana se sorprendió, pero como estaba realmente sedienta, decidió aceptarlo, y se tomó el vaso de un solo trago. Estaba bastante fría, pero se agradecía

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Preg: 1.- ¿ de kien hera los DVDs ?
Banda favorita
MarilYn Manso
Los padres
Preg: 2.- asta q dia no llegaran sus padres de pablo
martes
lunes
sabado
Preg: 3.- a donde fueron com ana
a su casa
a pasear
al pueblo