Origen del Lago Titicaca
Se encuentra en las
pampas cercanas de la ciudad de Chuchito, cubiertas actualmente por las
aguas del Titicaca, existía una floreciente población, en cierta
ocasión llegó una mujer forastera cargada en su espalda una gran tinaja
o huakulla de barro con una tapa bien ajustada, muy penosamente vencida
por la fatiga se alojó, puesto que se había olvidado las normas de la
hospitalidad, pero se quedó.
Al siguiente día muy temprano quiso continuar su viaje, en realidad
había pasado una noche por la falta de la comodidad de una cama y
alimentos, la habían alojado en los rincones de la cocina y no le
habían invitado nada de comida.
A causa de ello no tenía ni fuerza ni la energía para llevar la tinaja
huakulla, suplicó a los dueños para dejar su huakulla. Bueno, le
permitieron dejar hasta su regreso, pero la mujer había dicho no lo van
a destapar y que tengan mucho cuidado. Aceptaron obsequiosamente los
dueños de la casa, con la promesa de no hacerlo.
A varios las hormigas les habían picado constantemente en la comunidad
y se preguntaban que tendría la tinaja, porqué les había recomendado no
quitar la tapa. No podían soportar tanto tiempo la inquietud y con las
esperanzas de hallar algo valioso quitaron la tapa, entonces muy
consternados vieron brotar un violento chorro de agua, el agua salía
interminablemente inundando al final toda la comarca y los habitantes
no tuvieron tiempo para escapar. Juntamente con el chorro de agua
salieron peces, gaviotas, flamencos, patos y todas las aves y seres
vivientes que en la actualidad viven en las aguas de Titicaca, que a su
vez son el efecto de la ambición y la curiosidad de los habitantes de
ese pueblo.
Se cuenta también que en ciertas horas de la noche y en determinados
días de la semana se observa en el fondo del lago una ciudad
desaparecida especialmente en aquellos momentos que se llama ahora mal
momento.
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