LUNA
Jacob, el niño tonto, solía subirse a la azotea y espiar la vida de los vecinos.
Esa  de  el farmacéutico y su señora estaban en el patio, bebiendo un refresco y comiendo una torta, cuando oyeron que el niño andaba por la azotea.
-¡Chist! -cuchicheó el farmacéutico a su mujer-. Ahí está otra vez el tonto. No mires. Debe estar espiándonos. Le voy a dar una lección. Sígueme la conversación, como si nada...
Entonces, alzando la voz, dijo:
-Esta torta está sabrosísima. Tendrás que guardarla cuando entremos, no sea que alguien se la robe.
-¡Cómo se la van a robar! La puerta de la calle está cerrada con llave. Las ventanas, con persianas apestilladas.
-Y... alguien podría bajar desde la azotea.
-Imposible. No hay escaleras; las paredes del patio son lisas...
-Bueno, te diré un secreto: En noches como esta bastaría que una persona dijera tres veces "tarasá" para que, arrojándose de cabeza, se deslizase por la luz y llegase sano y salvo aquí, agarrase la torta y escalando los rayos de la lunase se fuese tan contento. Pero vámonos, que ya es tarde y hay que dormir.
Se entraron dejando la torta sobre la mesa y se asomaron por una persiana del dormitorio para ver qué hacía el tonto. Lo que vieron fue que el tonto, después de repetir tres veces "tarasá", se arrojó de cabeza al patio, se deslizó como un suave tobogán de oro, agarró la torta, y con la alegría de un salmón remontó aire arriba y desapareció entre las chimeneas de la azotea.
autor:Enrique Anderson Imbert

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Preg: 1.- ¿como era el niño?
tonto
inteligente
amable
enamorado
Preg: 2.- ¿donde solía subirce?
la azotea
al bus
a su armario
al ramaje de un arbol
Preg: 3.- ¿por que nadie podia bajar de la azotea ?
porque no tenia escaleras
porque era oscuro
porque nadie estaba ahi
porque era muy vigilado