Soy el oso hormiguero, y os voy a contar una historia única. Si les digo que en el zoológico habÃa una excitación y un revuelo poco común, no les miento... a pesar de mi larganariz.
NacÃa el primer dÃa de otoño, mientras las hojas decoraban las calles, transformándolas en mullidos rÃos dorados. El sol asomaba, todavÃa con un poco de sueño. Mientras se desperezaba, cumplÃa con su diaria tarea de iluminar la vida.
Y hablando de vida y de iluminar... todos los animales estábamos esperando al nuevo integrante de la familia de los paquidermos.
Justamente HOY era el dÃa de llegada del nuevo pequeñÃn. La gente hacÃa cola para ver al bebé recién nacido. En la entrada del zoológico habÃa largas filas de chicos para votar el nombre que le pondrÃamos. Mi jaula, que estaba justo frente al terreno de los elefantes, me permitÃa observar todo lo que allà ocurrÃa, casi sin perder detalle.
NacÃa el primer dÃa de otoño, mientras las hojas decoraban las calles, transformándolas en mullidos rÃos dorados. El sol asomaba, todavÃa con un poco de sueño. Mientras se desperezaba, cumplÃa con su diaria tarea de iluminar la vida.
Y hablando de vida y de iluminar... todos los animales estábamos esperando al nuevo integrante de la familia de los paquidermos.
Justamente HOY era el dÃa de llegada del nuevo pequeñÃn. La gente hacÃa cola para ver al bebé recién nacido. En la entrada del zoológico habÃa largas filas de chicos para votar el nombre que le pondrÃamos. Mi jaula, que estaba justo frente al terreno de los elefantes, me permitÃa observar todo lo que allà ocurrÃa, casi sin perder detalle.